Fourth Sunday of Lent Marzo 21-22, 2020
Primera Lectura (1 Samuel 16:1B, 6-7, 10-13A)
El hombre mira la apariencia de los demás, pero el Señor mira el corazón. David fue elegido, ungido, y el Espíritu se posó sobre él. La persona humana tiene una gran dignidad a la imagen de Dios, pero la pornografía nos invita a ver solo lo externo de la persona, en lugar de ver a la persona completa. Las pantallas abaratan la bondad del sexo, haciendo parecer que debemos ser egoístas en lugar de dar, mirando imágenes en lugar de contemplar lo profundo de la persona.
Salmo Responsorial (Psalm 23: 1-3A, 3B-4, 5, 6)
El Señor, quien es nuestro pastor, nos da pasto, agua y refrigerio para nuestras almas. Nos dirige y nos mantiene a salvo. Estamos protegidos y provistos en la casa del Señor. Nuestros hogares deben ser refugios seguros donde filtramos proactivamente lo que entra y sale, lo que incluye televisores, teléfonos inteligentes y otros dispositivos con acceso a Internet.
Segunda Lectura (Carta a los Efesios 5,8-14)
En otro tiempo éramos tinieblas, pero ahora somos luz en el Señor y debemos vivir en la luz. Debemos aprender lo que agrada al Señor y evitar las obras infructuosas de la oscuridad, incluso exponerlas. Gracias a Internet, ahora es más fácil que nunca acceder a la pornografía. Por lo tanto, los niños están expuestos a él incluso sin intentarlo. Debemos responder previniendo y eliminando estos trabajos de oscuridad de nuestros dispositivos.
Evangelio (Jn 9: 1-41)
Jesús sana al ciego para hacer visibles las obras de Dios. Jesús es la luz del mundo, y el hombre que ahora puede ver da testimonio de lo que Jesús ha hecho. Los fariseos no reciben la obra de Jesús como de Dios. Es importante tener conversaciones con nuestros hijos donde pueden compartir lo que experimentan. Déjalos compartir y no los rechaces o reacciones tan fuerte. Permítales compartir sobre sus intereses, tentaciones, lo que disfrutan, para pueda entenderlos y ayudarlos. Dios nos ama justo donde estamos y demasiado para dejarnos allí.