Estoy agradecido por la decisión de hoy del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que otorga a cada estado la capacidad de legislar la disponibilidad de los servicios de aborto. Como católicos, honramos y celebramos que cada persona humana está hecha a imagen y semejanza de Dios. Nuestra Iglesia y nuestros Ministerios Pro-Vida están comprometidos a ayudar a las mujeres embarazadas, asistiéndolas y acompañándolas en su momento de necesidad. Podemos ayudar a proporcionar recursos para traer esperanza y consuelo.
Para aquellos que han experimentado el dolor del aborto, me doy cuenta de que las noticias de hoy pueden desencadenar recuerdos y sentimientos debido a decisiones pasadas. Por favor, sepan que la Iglesia está aquí para acompañar a las mujeres y a los hombres en un camino hacia la sanación.
Como hemos tenido una ley que ha gobernado nuestra tierra durante casi 50 años, ahora cada uno de nuestros 50 estados tendrá la capacidad de determinar la ley para sus residentes. Es necesario seguir esforzándonos por construir una Cultura de la Vida en todos los ámbitos de nuestro país, asegurándonos que la dignidad de cada persona humana sea respetada desde la concepción hasta la muerte natural.
Por último, pido que recordemos que aquí, en estos Estados Unidos, somos "una nación bajo Dios". Mientras las noticias de hoy pueden provocar malestar, rezo para que podamos estar unidos en paz como pueblo, reconociendo no nuestras diferencias, sino la dignidad común que nos ha dado nuestro Creador.